Nunca lo haré
las cosas que contiene la sustancia;
no me traicionaré a mi misma en la farmacia o en el supermercado.
Ese sistema estúpido, piramidal y absurdo
de hacer instituciones que no cumplen,
me niego a soportarlo a costa de mi muerte.
No perdono al estado y sus impuestos
por entregarme paja en vez de grano.
No perdono que de cien ministerios
funcionen tres o cuatros.
No perdono que grandes almacenes
me cuelen los gorgojos y facturen.
Que al cloro le echen agua hasta golpear su esencia.
Que entre las papas sanas me entreguen las podridas.
Que de la azúcar parda salga mierda de rata.
Que tarde me de cuenta de fechas caducadas.
Que me cobren dos veces la misma porquería.
No perdono la orfandad desde mis siete años.
El trauma de la infancia de padres indolentes
llevado a los tres litorales y la frontera.
Jamás, óyeme bien, perdonaré tanta desgracia
donde por tu abandono me valgo por mí misma
y salgo "armada" para no confiar en tí ni en nadie,
enferma por la contradicción de poseer enorme corazón
que día tras día se ahoga en su maquinaria perfecta
hecha para confiar en esta vida a la que entré
desnuda y desvalida.
©Leibi Ng
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