Lo que creo
hay un consuelo.
Para cada sollozo
un sorbo de aire.
Para un desesperado
que aún espera
hay en el color negro
un cierto brillo
un aura de esplendor
casi invisible.
La oscura madrugada
que resiste el embate
de bestias desquiciadas.
Ni humo ni alcohol
hay en la espada
solo el filo implacable
de la muerte.
Cercenar al instante
la amenaza
patética pero implacable.
Para cada lamento
hay el consuelo de vencer o morir
por lo que creo.
©Leibi Ng
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