PERDER EL FUEGO, PERDER EL JUEGO



"Entre los dos, amor,
yo sola soy
la única que amo." Canción.

De acero son las palabras:
“Nadie manda al corazón”…
En la piel abre unos labios,
púrpura flor se dibuja
adornando su martirio,
heladas brasas la carne
cauterizada con pena
un frío de invernadero
se acurruca en lo más hondo.
Como un camino de lava
lentamente va avanzando
por la piel abierta en dos.

Se rompe su biología
sobre una playa desierta.

Venas y vasos desfogan
la autodestrucción dormida
enclaustrada largos años
en el corpus del dolor.

Afuera nadie lo nota,
el desgarre incontenible
de unilateral amor.

Habría que mirar profundo
en las pupilas ocultas,
repitiendo como un eco:
“Nadie manda al corazón”.

©Leibi Ng

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