Tormenta
La terraza tiene huellas rojas de cuadrúpedos
en las losetas. Una mata de plátanos cedió
su verticalidad al horizonte y ríe en ocre.
No hay temor en estos ojos.
Tan solo la victoria de un nuevo día.
La tierra chupa lágrimas de a poco
y sé que filtra sombras que conducen al mar.
No evoco el pasado ni lo añoro
pues jamás me abandonó el sonido de las olas.
En los rincones, las raíces de bambú resisten
y hay una invocación a la fuerza en su unión bajo tierra.
Me asomo al milagro de este patio que renace,
después del aguacero, besando en cada rayo de luz
el sabor de la vida y del instante.
No hay temor en estos ojos.
Ni verso que lo desencadene.
Enlace hacia un pasado improbable
corre con el tiempo hacia su origen,
igual que las lágrimas de nubes van
hacia las cavernas que pisamos
ignorantes de la vida en el mar que nos rodea.
©Leibi Ng
(Cualquier parecido con Pavese, es cierto)
Comentarios
Publicar un comentario