En paz y a voluntad


A las 12 de la noche
hay ambientes así:
casi tormenta
cuando el calor agobia
el abanico es hélice acelerada
de un avión malsonante.
Podría leer, que es lo que suelo 
hacer en noches como estas
pero lo cierto es que me vuelvo una lectora asmática: rodeada de libros por todas partes
y respirar uno no puedo.
Y claro, se puede usar la autocomplacencia,
(es bien sabido que las mujeres
la usamos para conciliar el sueño
como si no hubiese
Sedoxil sin receta médica).
A estas horas, en que amenaza lluvia
como siempre
me gustaría treparme a la azotea
(cosa que nunca hago)
y tumbarme en el techo -entonces suelo-
a comprobar lo insignificante que soy
de cara a las estrellas,
pero mi corazón
hecho un murmullo
tiene un soplido cansado
y ya no da pesadilla su compás
sino clemencia.
Que lo deje en paz, dice
y me acabe de largar
con tanta insatisfacción
a ver si puede 
latir en paz y a voluntad
al fin libre de mi
¡Maldita paradoja!
©Leibi Ng

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