SIN CHAISE LONGUE


Yo quería sufrir lánguidamente
como la Dama de las Camelias,
pero sin sus compromisos de ida y vuelta.
Sus vaporosos trajes sobre mis carnes menguadas,
vacíos de sombras y de olvidos.
Yo quería conservar un solo instante
de adoración correspondida,
derramando ternura como nube preñada de rocío.
Pero el bacilo se metió en mi sangre
y una tos dulce inflama el torax a discreción.
No tengo chaise longue ni soy adorada
y el pañuelo absorbe mi dolor tísico.
La sangre, que a tantas heroínas vi escupir,
ahora no acude ni siquiera a mis mejillas
Quedo desnuda de color y de amor
y puedo morir en un solo estertor
disimulando el pecho.
Mejor que no informe de mi tuberculosis
o todos rehuirán mi compañía... ¡Maldito Robert Koch!
Morir de no saber qué, es siempre mucho más bonito...
¡En fin! Yo sola yaceré de igual manera.
Mi cuerpo se aleja a diez metros del suelo
y me miro pobre, niña desolada
tan vacía de amores como de antibióticos.
Ciega ante las reglas del juego.
Sorda ante el rumor de las dudas.
Muda ante mis contradicciones.
Helada como una lápida sin letras.
©Leibi Ng

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