Sustancia


No sé qué hay de entusiasta
en despertar del sueño
a la hora en que el sonido
se ausenta por completo.
Como auto liberada deambula
la sustancia del alma
derramada en otra geografía.
En aparente dominio de materia,
sin duda es ella quien respira.
No hay voces, no hay ladridos,
no gritos, no canciones…
ningún sonido, sirena,
ni el canto de los gallos…
La maga gesticula sobre jardines plenos
y en vez de hacer un truco
se aburre de inclemencia.
La intuición se aposenta
rodeada de mil folios
con el desierto a diestra
un vergel a siniestra;
al norte el horizonte
al sur la enredadera.
El mapa de mí misma
se adentra en cordilleras
quebradas de una en otra,
como un zigzag de espera.
Para decir sin voz y sin idea,
carácter conocido, ni lengua hábil,
la nada; se enredan lo que parecen letras:
cuentas del collar ciego
que anida en mi cabeza.
Ideogramas perversos
que sin ritmo se aciertan
unos con otros, todos,
sin ton ni son,
sinsonte de voz
hecha de miedos
o total indiferencia
de un cuerpo torturado
que desprecia al dolor.
Avanzan manecillas
de tinieblas perfectas,
nubes de gas morado
-que ni huele ni pela-.
De nuevo en este túnel de absoluto silencio
donde no te protege la experiencia
ni el hecho de estar aún dormida
sobre tu propia cama.

©Leibi Ng

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