Frágil
Yo nunca amé el vuelo de las mariposas.
Me daba miedo su fugacidad.
Quedé atrapada más de una vez,
-lo juro-, en polvos de alas
y nervaduras frágiles,
como esqueletos
hechos por orfebres.
Pero esos afanes de libros y crónicas,
donde exhortaban a corretear tras ellas,
no conmovían mi alma sedienta
de lo duradero.
Y sin embargo, al final de mi vida,
ellas me portan mensajes del cielo,
y en sus cabriolas hay más vida eterna
que en las palabras de un poeta nuevo.
Yo no sabía que amaría tanto
el frágil vuelo de las mariposas.
© Leibi Ng
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