Dos
se ha transformado en fuga.
De tanto que esperaba se hizo luna.
Pasó sin despertarme hacia lo oscuro.
Su origen inundado de notas de otro mundo.
Era fugaz, divina, tan profunda...
Y me enseñó a reír tras los sollozos
que de tristeza quedan.
remanentes de una soledad que permanece
incapaz de marchar, pues se ha enquistado
en esa raya gris de los mosaicos.
Pero me dio la voz unos arpegios:
Alas de mariposas y cocuyos
-estrellitas de luz que hacen cabriolas-
en el cielo nocturno sin auroras
que mi mundo atesora.
Mi corazón en fuga tras su voz
late muy suave para no despertarme.
Hay whiskie para dos y una hielera...
Mas no enciendas la luz porque se esconde
mi ser en otro ser ahora más nuevo
Y ella es una y no yo
y somos dos
y una está sucia
y la otra confusa.
En un hilo la voz ya se convierte
detrás de la pared de ese otro mundo
cuya puerta cerrada permanece.
© Leibi Ng
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