ERA OCTUBRE


Era octubre y las lluvias sitiaban los hoteles.
A raudales las calles se perdían en el mar.
El cementerio ajeno prestaba sus cadáveres
cual trompas de elefantes iban aguas adentro,
los yertos, arrugados, descascarados muertos.
El cuarto se veía como señal de santo.
El vestíbulo amplio atraviesas fugaz.
Asciendes las alfombras desgastadas del tiempo.
Paras en el momento del relámpago cruento.
Sin vernos te has perdido en llamas del averno.
Sin sentir te acomodas en el corral del viento.
A galopar te llaman unos montes de fierro
muy pronto las torcazas volarán en tu cielo
mientras el viento aúlla en dimensión de sueño
donde el mismo aguacero arrastrará mi voz.
Era octubre y las aguas se fermentaron quietas.
Hoy que las cosas muertas reclaman atención.

©Leibi Ng


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