NINFA
Gladiolo, alegoría Alfonse Mucha |
Tal vez fue el entusiasmo
que tanto he echado en falta
Un toque de locura
Un valor samurái
arriesgado satánico,
A lo mejor la sangre de ninfa hecha de musgo
O la piel remojada de rocío en la flor…
El caso es que seguiste, sin conocer el bosque,
sospechando que todo iba a cerrarse en noche
Y el corazón te late como cuando eras nueva
Y las venas te brotan hinchadas de temblores
Y la saliva ausente de tu pequeña boca
te hace dar bocanadas porque te falta el aire
Eres libre al instante en que la muerte llama
Ejerces tus instintos, que es derecho también,
Y acercas el gladiolo, espada de tus días,
Al centro de tu cuerpo, donde perece él.
©Leibi Ng
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