DÉCIMO DUELO
De la mirada del que ríe airoso
audaz, burlona carcajada
se esconde el pensamiento en la experiencia,
de no mostrar no más que conveniencias.
De las manos al aire, sus cortejos
-dedos ansiosos bajo el control gélido-
Así la voz del dios que antes fue verbo.
Apremiante y voraz, reto es el duelo
entre dos que olvidaron los encuentros.
Solo tienen para actuar segundos.
Permanece inmortal el tiempo yermo.
Bajo el signo fatal del conformismo
se resigna la mano del suspiro
y dice adiós queriendo decir sino:
Apuesta nuevamente al desvarío.
De no ser por su estéril dignidad
las huellas del encuentro sin registro
se pierden en la espera de su cielo
como el décimo empeño del suicidio.
© Leibi Ng
Comentarios
Publicar un comentario