INMADUREZ

Clara Ledesma
Yo no estoy lista aún para el poema.
Me falta libertad, una caricia plena,
un espesor adentro de las venas
y una pasión de vida o muerte entera.

Inmadura me enfrento a esta hoja en blanco
y sé que una mordida tiene fijas mis manos;
que escribo luz y sale oscuridad
en un atronador silencio descarnado.

No está a punto el espíritu profano
que se ve en el espejo y no refleja
cual vampiro de cliché o leyenda.

A mí me falta un campo de amapolas
o montes de romero en primavera...
la hierba hasta el ombligo de La Marca
y una iglesia de milenarias piedras.

Me faltan huellas de mis cuatro abuelos.
Me faltan cuentos de alumbrados sueños.
Una botija enterrada en un patio
y una sortija robada por un sapo.

No veo ciguapas, ni el frío de los ríos,
sales, cocinas, pieles y cencerros…
Cuevas con indios, hispanos fantasmas…

Me falta tanto un beso adolescente
o una avenida repleta de banderas;
un brujo en casa, cuatro o seis dolientes
y una guitarra sin balas ni dientes.

¡En fin, que faltan dos o tres hervores!
Y una mirada aún más transparente
para iniciar de nuevo la escritura
tierna y sincera, sin poses ni dilemas.

©Leibi Ng

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