Elsa Bornemann, con eterno agradecimiento
Elsa Bornemann. Fotografía de el diario Clarín. |
Ella puso palabras
y escribió ilusionada
de células que crecen
y manitas lavadas.
Se metía en las historias
de grandes elefantes
con reyes de años verdes
y miedos aterrantes.
Ella habló de los chicos
que están enamorados
y su luna preciosa
se posó en muchos patios.
Jugó con los fantasmas,
delfines y los gatos;
de su mano surgieron
dunas, playas, retratos...
un Bruno hecho gigante
y una mujer enana
-que no me gusta nada-.
Elsa, argentina, plena,
de duendes rodeada
diste a la narrativa
razón, pasión y ganas,
dimensión hacia el hombre
de una raza nombrada:
Ser niño no es ser tonto,
ser niño es tener alas.
©Leibi Ng
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