Clepsidra del mal
El leve pulso de frágiles dedos sobre las teclas del piano...
sonoro vuelo,
respiro en vilo,
idea en suspenso
sueño disperso
cambio de aire...
los diez tactos se dan paso sin apenas esperar.
En remolinos entra el olvido.
En el abismo crispado del violín desgarrado
la angustia fija de verte difuminado como un fantasma
que no aparece.
Pero en la bruma, en el sonido,
en la mente que no se aquieta
ni sabe descansar hasta que el ángel del desamparo
bajo sus alas cubre de llanto el sonido abrupto de risco ahogado
hundido en la más violenta oscuridad,
fuerte descenso rápido, ríspido
volcado en giros cual desatino,
del pecho sale el potente grito.
In crescendo asciende del abismo
y el mundo vuelve a estar patas arribas
como clepsidra en medio del mar
ecos tormentos viaje de esporas
Do sostenido agudo grito de gaviota desnuda
se pierde en la calma de un mal que no tiene final.
©Leibi Ng
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