Pertinaz
Queda el dolor de no decir las cosas.
De la náusea causada por la preñez del alma.
Queda saber que no hallarás respuestas
porque signos ausentes no ocasionan afectos.
Ahora que flotas en el ionizado y puro,
sin peso, sin color y sin pesares
supongo que tus ojos ya no tienen
ese lastre con iris anclando tu velero
en el mar resignado del presagio,
ni el azaroso asombro de tu herida de muerte.
Supongo que entendiste lo que quise decirte:
Un hombre que es poeta no tiene que ser débil
luchando por la vida, el amor y la muerte.
En la biblia no escrita de los versos silentes
no pone que hay un canje entre ternura y fuerza,
ni sacrifica un flanco en busca de belleza, de tropos y suspiros.
Aunque no importó entonces ni va a importar ahora
asumo que en el éter no hay aromas de mirlos,
y ni siquiera rastros de humectantes egipcios.
No habrá signos ni pausas
Tiempos ni lejanías
No hay formatos
Ni estilos
Ni géneros
Ni muecas
Ni símbolos
Ni acentos...
Tan solo este silencio
y la ausencia vital
del sudor y el dolor.
Sobre el mármol no más
el pertinaz aroma de tus versos.
©Leibi Ng
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