Firmeza
Boris Lipnitzki Madame Grès, Sculptural Fashion, New York, 1939 Gracias a Ντέιαν Ραντιβόγεβιτς |
Mírame ahora como a una estatua fría.
Ya no corro a la puerta a recibirte,
no importa que regreses de ti mismo.
No exijo que me llames en tus viajes.
No espero que me digas dónde has ido.
El silencio comprensivo reina
en un hogar escindido.
Ya no importa el aroma de mi pelo enredado
entre tus dedos, ni la mirada audaz
expresando el deseo...
No sigo ya tus pasos
ni hurgo secretos en los escondrijos
no me desafían los misterios de novedosas llamadas
ni los apresurados imprevistos de cosas olvidadas.
Sé de qué vas. Conozco la jugada.
Un paso por delante te adivino
finjo que no sé nada y permanezco
como el mármol frío.
© Leibi Ng.
Hermoso y triste poema.
ResponderBorrarTe recuerdo a Serrat: "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". Gracias.
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