Dama de luto
A Dejan Radivojević
Nunca pensaste que su amor tan tierno
causaría los estragos en tu vida.
Aquel cuerpo pequeño amamantaste.
Él te dio todas las alegrías.
Pero creció y las ideas bordearon
el plano familiar, fácil, seguro…
De pronto las polémicas y el miedo
se hicieron parte del hijo hecho hombre.
Viajó, con él tu angustia.
Predicó, tú, discípula primera.
Convenció, contemplabas y callabas.
Crecieron también sus parábolas.
Los seguidores arroparon sus prédicas
y despertó el dragón de las conciencias.
Llegó el tiempo en que tus venas
se vieron desangradas por la pena.
Calaron por tus huesos las angustias
destrozaron tus nervios, tus arterias
Fuiste un solo lamento, una dolencia.
Un ramalazo a carne descubierta.
Nadie podía curar tu horrible malestar
Y el daño se internó más allá
de lo humano, rebosando tus glándulas,
órganos, sentidos... tu anatomía entera
al vivir el sufrimiento de tu hijo.
¡Oh, Dama del Dolor que me contemplas!
¡Oh mujer que trasciendes todo mal!
Han podido golpear todos tu huesos
pero calmada miras al verdugo
pregonando en la luz de tus pupilas
que pueden destrozar tu cuerpo entero,
pero jamás el corazón sereno que aún palpita
atravesado de padecimiento.
Leibi Ng
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