A degüello


Las promesas de los amantes
caen como infieles decapitados

Los felices días rutinarios
Se van quedando atrás

No queda árbol en pie en el camino de Santiago
sagrado hoy, regado de cadáveres.


Desde tu posición, el rostro demudado
asumes el rol de matamoros.
Prevalece el sentido dominante.
No sabes aún lo que te espera
pero cortas el aire con tu espada
degüellas y escarmientas.

No abandonas el sol del que protege
del peligro a la tierra de sus padres
Y en el suelo manchado con la sangre
de las víctimas de esta geografía temprana
vas enraizando el futuro empeñado.

Yo no quiero montarme en tu caballo.

No me gusta el rol de las angustias.

Por más iluminado que te encuentres
con tu mirada llena de cruces.

El poseedor no tiene más placer que
Someter al otro.

La nobleza del hombre
Se exhibirá más tarde o más temprano.

Y sentirás la carga de tus huesos
sobre un caballo muerto.

Ahora te despojas de tu lado mediado
y te pierdo de vista.

©Leibi NG

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