Vocación terrestre

Sólo el latir de la noche
responde despreciando mi variante
que flota sin ruido.
               Asomo de la lluvia
rocía mis balcones
golpeando a los jazmines
en su aroma del Sur.
              No le doy rienda suelta
al grito de mi carne
ni cedo al doblegarme
la sed de mi poder.
             Una por una trenzo las
ganas de soltarle
las angustias vividas
en tantas madrugadas...
             Sentada en la cocina,
vagando por la casa,
sin más escudo encima
que el verbo y su intención.
            Converso con espíritus que no me
        pertenecen en su lugar de origen.
Mucho antes de perderte
ya entero te añoraba
con todos tus fantasmas,
para mi maldición.
             Sobrevivo la ausencia,
la frialdad y el apego
que lastran como el plomo
las alas cercenadas.


©Leibi Ng

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