¿Pasó o no?
He leído que al escriba lo analizan y de un modo u otro, al cabo de los años, se sabe si escribía ficción o vida misma.
Qué fue homosexual, que fue lesbiana, que robó, que mintió, que fue un misántropo, puede ser que su vida, una pantalla, le ayudara a ocultar su pederastia... o quizás, que generoso, su fortuna legó al orfelinato.
Pero yo no me esfuerzo más, pues tan humilde, soy una simple gata que aprovecha lo que la tecnología pone al alcance de cualquiera.
Supe que la gente verbaliza para entenderse a sí misma.
Yo escribo por lo mismo, y de paso palabralizo.
Si el verso brota desgarrado… ¿creerán que es autobiografía?
Y una vez que nos quitamos las manías de ocultar y mentir a cualquier precio ¿a quién le importa si esta letra mía fue verdad o es invento?
Tanta calamidad me pisa los talones y no amanece nunca.
Ni deja de caer esta llovizna como si se tratara de otro pueblo conocido una vez, reconocido ahora.
Y cuando estás así. Cuando no puedes más, se obliga una mismo a contestar.
Lo peor que me puede pasar es que un rayo me parta;
es pisar un alambre electrificado en medio de un gran charco; que me trague la boca de la tierra; que al pasar, un tronco de árbol se desprenda de raíz y me aplaste; que el río se desborde y me arrastre; que un narcotraficante me use de mula; que me convierta en amante de un ignorante...
Pero lo peor de lo peor de lo peor es saber que sigues respirando todavía. ©Leibi Ng
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