Yo no necesito tú
No necesito estar pendiente de un hilo
para hacer pender mis sueños de tu esternón.
No voy a suspender el péndulo del sí o el no frente a mis incógnitas,
ni leeré el horóscopo de signos intermitentes
no necesito tus labios finos para rememorar
la muerte grande o chica, mediana o ausente.
No necesito un entusiasmo de montaña rusa
para vestirme apresuradamente y salir a desayunar.
No pienso leer a pesados autores que van por donde la humanidad no va:
tan ciegos, tan sordos que sólo pueden entenderse a sí mismos (eso creen).
No me entusiasman las tabernas con su vida bohemia.
No quiero más cafetera que la mía y a mi propia lumbre.
No admiraré ninguna letra que no sea la que yo elija.
No pisaré las calles sin disfrutarme a mí misma en lugar de exhibirme.
No quiero ser de nuevo Wendy frente a Peter Pan
ni quiero envenenarme como Campanilla.
No necesito un templo puesto que yo soy mi propio templo.
Y ahora paso a reinventarme desde mi propio fango.
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